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Las Plumas del Ayllu subvierten la mente colonial

Por: Fernando Untoja
 
No dudemos en decirlo: es tiempo de terminar y romper de una vez para siempre con la impostura neocolonial. El mito descolonizador, la “religión de la pacha-mamada” y la monería de los defensores de indígenas esta reactivando el racismo y los prejuicios coloniales en nombre de lo “originario” y el ambientalismo.

El neocolonialismo alimenta la mentalidad feudal en el Estado; entra en ofensiva contra los Aymara-quechua; y pisotea el poder de una de las instituciones sociales más antiguas del continente: el Ayllu andino.

La sociedad boliviana es victima de las aberraciones ideológicas más tenebrosas jamás vistas en Bolivia: el indigenismo. Este está llevando al enfrentamiento entre bolivianos: comunidades, mineros enfrentados entre ellos, y lo más grave, se encuba el racismo anti kolla; con razón alguien decía: “el peor enemigo de los kolla es el izquierdista disfrazado de indígena”.

El amor a los “indígenas” terminará esclavizando a los Aymara-quechua, si los kolla permitimos el abuso de poder y el trato que reciben las autoridades del Ayllu. Muy pronto, los jerarcas del poder tendrán el monopolio para llevar plumas sobre sus solapas, sólo ellos usarán medallas en oro; sólo ellos decidirán quien debe llevar poncho rojo o verde.

Si ahora no hay derecho para llevar plumas, mañana no podrán llevar poncho, pues será vestimenta destinada para los mercenarios. Los hilacatas tendrán que pedir permiso para llevar el chicote, las mama t’allas, no podrán recoger plumas; tendrán que andar como en algunos países cubriendo sus rostros. Ningún gobierno ha enfrentado Aymara contra Aymara, quechua contra quechua; se han violado las tradiciones de los Ayllu, los usos y costumbres son despreciados peor que en las épocas coloniales.

La actitud del gobierno contra la gente del Tipnis expresa la política de los que quieren salvar al “indígena”. Aquellos salvadores desde su religión, condenan y denigran la marcha calificándolos de “traficantes”; los defensores de los “usos y costumbres” atentan contra valores de los Aymara-quechua; imponen la extirpación de “idolatrías”, atacan los símbolos de la cohesión social.

Pero atención; donde hay impostura, manipulación; la fuerza del Ayllu siempre interpelará la sociedad y el poder. Por eso practicar el Ayllu y hablar del ayllu, subvierte las mentalidades feudales y oligárquicas; pone en desorden el esquema mental y las instituciones; cualquiera sea el color, para el hombre del Ayllu, estas siguen siendo coloniales. A diferencia de los que se ponen un pedazo de tejido sobre el pecho para estar más cerca del “indígena”, el llevar plumas en el Ayllu es la práctica de la rivalidad, de la competencia y la confianza en las comunidades.

Por subvertir el orden y la mentalidad feudal-oligárquica, el Mallku del Suyu Charcas Qhara Qhara, don Fernando Choque sufre las peores humillaciones, no bastó detenerlo sino fue amarrado y botado junto al basural. ¿Dónde estuvo el defensor del pueblo?
Este atentado contra en Mallku desnuda la relación de fuerza entre el poder colonial y el poder los kolla. Los que vociferan “descolonización”, ahora muestran su careta real: ¡son sólo impostores que desprecian las autoridades de los ayllu!

Por otra parte el ambientalismo mezclado con el prejuicio colonial, en nombre de las plumas pisotea los símbolos del Ayllu, criminaliza al Mallku. Los ambientalistas sabrán ¿cómo los suris viven y cuando botan sus plumas? Sabrán ¿quien recoge esas plumas en las comunidades? Nos podrían decir nuestros amigos ambientalistas, ¿a quien va entregar esas plumas don Fernando Choque, después de dejar su cargo? ¿Las venderá como Uds. imaginan? Entonces el debate esta abierto.

Para algunos ajenos e ignorantes a nuestra realidad, el llevar plumas puede parecerles un adorno; más o menos como llevar una corbata made in Usa; que triste que haya espíritus tan “sabios” y que todavía se consideren civilizados y defensores del medio ambiente.

Todos los kolla saben que las plumas son el símbolo (chimpu) de reconocimiento otorgado por las mujeres del Ayllu. Son las mujeres de la comunidad que buscan esas plumas durante días y una por una; luego imponen a sus autoridades: los Hilacata y Mallku; cada pluma es símbolo de reconocimiento a la honestidad y cumplimiento de los deberes hacia la comunidad. Significa fuerza para proteger a cada miembro del Ayllu. Y no es el regalo de los llunkus y corruptos para recomendarse a sus jefes.

Finalmente nos pueden decir estimados civilizados ¿cómo muere un suri? ¿Un lurinsullu? Un kiulu? ¿Conocen las plumas des estos últimos? ¿Que hacen Uds. cuando un loro cautivo muere en sus casas?, lo botan al basurero; mientras que el Aymara-quechua antes de enterrar recupera las plumas por respeto y las lleva a la fiesta.
© 2024 Ayra...

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